El propio Rubén Darío fue muy claro al referirse a su obra “Cantos de Vida y Esperanza”. Al ser preguntado por ella dijo lo siguiente: “Azul” simboliza el comienzo de mi primavera y “Prosas profanas” mi primavera plena; “Cantos de vida y esperanza contiene las esencias sabias de mi otoño. No podríamos empezar este artículo definiendo el contenido de la obra de mejor manera que citando las palabras de su propio autor.
Y es que ya desde el principio de la obra se ve la madurez poética de Darío, quien en su primer verso dice “Yo soy aquel que ayer no más decía…” con lo que hace referencia a que su poética, su concepción literaria y su expresión han madurado hasta dar forma a la obra que hoy nos ocupa, en la que también aparece el pensamiento evolucionado del magnífico poeta nicaragüense, que con el paso de los años fue moldeando sus ideas.
La expresión en este conjunto de poemas es bastante mas sobria, lo que no resta brillantez al léxico de la misma, en la que además se sigue haciendo hincapié en la aristocracia de pensamiento, en la nobleza del arte y en el desprecio de todo aquello que no sea profundo y sublime, es decir, se libera una especie de batalla contra la mediocridad, que para el poeta es una suerte de degradación del hombre.
En esta nueva etapa, Darío decide salir de su “torre de marfil” y como él mismo dice en uno de sus versos, sabe que es un poeta para la minoría selecta y que pese a que las grandes masas no son su público se siente en el deber de tender hacia el acercamiento con las mismas para cumplir con su misión social. Es por ello que los temas políticos aparecen con más fuerza en las páginas de este libro ya que para el es casi una obligación hacerse eco de los sentires y necesidades del propio pueblo.
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